Proporcionando un foro para el progreso de la Teología del Avivamiento y Gobierno Moral.
Saltarse al Contenido Principal - In English -
| Pecado original | Regresar al menú principal |

La muerte pasó a todos los hombres,
por cuanto todos pecaron

de Kel Good


El capítulo 5 de Romanos ha sido el bastión escritural para probar decididamente la supuesta doctrina del pecado original. Todos los hombres tienen una herencia moral desde Adán que, si no trae sobre ellos culpa por el pecado original en el huerto, ha traído sobre ellos una mancha moral que inevitablemente ha resultado en su propio pecado existente y condenación consecuente. La evidencia por el concepto de una naturaleza pecaminosa, heredada desde Adán, se encuentra en Romanos 5. Esta postura históricamente ha tomado dos caminos, el calvinista y arminiano. Para el calvinista, todos los hombres pecaron en Adán. Adán fue visto como la cabeza de la raza, con todos los hombres genéticamente presentes en sus lomos, a fin de que lo que hizo, nosotros lo hicimos a través de él. Así, todos los hombres son culpables del pecado original, ya que pecaron en Adán. Para apoyar esta idea, la apelación es hecha para el argumento presentado en Hebreos 7 en el que el escritor busca demostrar la superioridad del sacerdocio de Melquisedec al sacerdocio levítico por el hecho de que Abraham ofreció diezmos a Melquisedec. Ya que Abraham fue el ancestro, y de este modo superior a Leví, y ya que el menor ofrece diezmos al mayor, se concluye que es como si Leví mismo ofreciera diezmos a Melquisedec presente en los lomos de su ancestro. De la misma forma, los calvinistas argumentan que así como lo que hizo Abraham fue el acto de Leví, que lo hizo en Abraham, incluso así todos los hombres estuvieron pecando en Adán.

Varios puntos deben considerarse. Primero, hay una gran diferencia entre decir que alguien hizo un acto neutral como pagar un diezmo que no trae ninguna consecuencia moral personal, y decir que alguien es eternamente condenable por un acto que no estaba conscientemente presente para realizarlo. Segundo, Hebreos 7 no dice que Leví pagara los diezmos a Melquisedec. Sólo dice "y por así decirlo" lo hizo, y esto es sólo con base en el hecho de que Leví vino de Abraham, quien pagó el diezmo. Todo el argumento está basado en la idea de que Leví no es mayor que su ancestro, quien no fue más grande que Melquisedec. Así, el sacerdocio de Leví sería menor. El argumento, por tanto, establece no que Leví literalmente pagara el diezmo, sino que siendo descendiente de uno que pagó el diezmo es inferior a Melquisedec, ya que no puede ser más grande que su ancestro. Para hacer el salto de está ilustración imprecisa que dice "por así decirlo" que Leví pagó el diezmo, para todos los hombres que están eternamente condenados porque ellos pecaron en Adán, es un paso osado y viola todo concepto de responsabilidad moral, que necesita la conciencia de la obligación moral de uno.

¿Es mejor el arminianismo?

Debido a la dificultad de esto, el giro arminiano de la iglesia dice que la muerte vino a todos los hombres debido a su propio pecado existente. Este pecado existente vino inevitablemente sobre ellos porque el pecado de Adán manchó a la raza con una naturaleza pecaminosa moral que es heredada y resulta en el pecado existente cuando una persona llega a la edad de la conciencia y responsabilidad morales. Todos están condenados por su propio pecado existente, no por pecar en Adán, pero su pecado resultó inevitablemente en su pecar.

Claramente esta postura no remueve la injusticia de la situación, pero meramente la hace retroceder un paso. Los hombres no son responsables por pecar en Adán. Esto desde luego sería injusto. Son sólo responsables por propio pecado existente, pero todos inevitablemente pecan debido a la naturaleza que ellos heredan desde Adán. Quedan aún bajo condenación debido a la elección de Adán. Su elección irresistiblemente produce la decisión personal de ellos por la que están condenados. Así, Dios es realmente injusto nuevamente porque creó las características genéticas por las cuales la naturaleza pecaminosa pasó a los descendientes de Adán. Un segundo problema con la postura arminiana es que la muerte física viene sobre muchos que de hecho no han pecado aún, y así es difícil explicar cómo esa muerte vino sobre ellos porque pecaron, a menos que cometieran un pecado en Adán.

De las dos posturas, el calvinismo parece más consistente de lo que de hecho es tratado en el texto. El arminianismo busca evitar la injusticia aparente de la idea que el acto de Adán podría ser considerado nuestro acto, pero realmente no evita el problema, ni hace justica a la declaración de que la muerte vino a todos porque todos pecaron. ¿Qué concluiremos? ¿Acaso debemos conceder que el acto de Adán fue un acto federal para toda la raza? Nadie puede negar que su acción ha afectado a toda la raza. Esto es claro por Romanos 5. La pregunta es ¿cómo? ¿Acaso su acto inevitablemente trajo condenación a todos los hombres o se volvió simplemente la ocasión de todos los pecados de los hombres, no inevitablemente sino suficientemente? ¿Es la muerte de la que se habla de muerte física u otro tipo de muerte? Si es muerte física, ¿es estrictamente muerte física?, o ¿se refiere a algo más profundo? Estas preguntas necesitan tratarse si vamos a llegar a una conclusión aceptable.

De la pertinencia de estas preguntas derivan dos factores. Primero, Romanos 5 es el único en ser una prueba de texto para la idea del pecado original. No hay otros pasajes que hagan declaraciones del pecado de Adán siendo la causa del pecado de todos los hombres y la condenación consecuente. Para construir tal doctrina fundamental con implicaciones graves para el asunto de la justicia, sobre sólo un pasaje es peligroso por decir lo menos. Demanda un examen muy cuidadoso. El segundo factor es que la escritura usa el término "la muerte" en más de una forma. Para limitar la definición que uno está dando no es apropiado hablar estrictamente de muerte física, sin justificación previa. Esto es especialmente así cuando tal limitación pone la justicia de Dios en una luz muy mala. Nuestro estudio demanda un examen cuidadoso del uso del término de muerte en la escritura para ver qué uso queda mejor en el pasaje ante nosotros.

Tres usos del término muerte

La escritura habla de muerte en tres formas. Primero, desde luego, es la muerte física. Esta muerte fue el resultado del pecado de Adán. Génesis 3 registra eso cuando Adán pecó, Dios lo expulsó del huerto no fuera que tomara y comiera del árbol de la vida y viviera para siempre. Se le dijo que del polvo había venido y al polvo volvería. La implicación es que lo que había sostenido la salud física y la inmortalidad de Adán fue comer del árbol de la vida, no simplemente una vez, sino regularmente. Apocalipsis 22 apoya esta idea, donde este árbol entra en escena de nuevo para sanidad de las naciones, dando fruto cada mes del año en un estado eterno. Debido al pecado de Adán, se le negó a él el acceso a este árbol y se volvió sujeto de la mortalidad. En el estado eternal, este acceso se restaura. Entonces, la primer muerte de la que habla la escritura es la muerte física, y ésta vino a todos los hombres debido a la elección de Adán como la cabeza federal de la raza. Era el gobernante sobre toda la tierra, y cuando se rebeló contra Dios, trajo consigo y su dominio bajo la maldición de Dios para que la muerte física, y todos sus descendientes físicos se volvieran sujetos de la mortalidad sin ninguna elección suya (Romanos 8:20-21).

La segunda muerte de la que habla la escritura es la muerte espiritual, estar muerto en transgresiones y pecados (Efesios 2). En Romanos 7, Pablo dice " venido el mandamiento, el pecado revivió y yo morí." El mundo es prisionero del pecado, la muerte en pecado según la escritura, y previo a la obra regeneradora del Espíritu Santo, los hombres están muertos a la justicia, muertos en pecado. Esa muerte es una muerte de elección. Es la entrega de la voluntad a la gratificación de uno mismo cuya la elección es pecado. Todos los pecados fluyen de esta preferencia regidora fundamental de la voluntad. Elegir servir al yo es morir a la justicia. Hasta que uno se arrepiente de esta rebelión voluntaria, uno está muerto en pecado.

La tercer muerte de la que habla la escritura es la segunda muerte, la muerte eterna, la muerte en el infierno. Si una persona muere en sus pecados, sin haberse arrepentido y por la fe apropiada la expiación de Jesucristo para el perdón, irá a un lugar eterno de destrucción, la segunda muerte.

De este modo, éstas son las tres muertes de la que habla la escritura. Y debemos observar también que no están siempre perfectamente separadas. Con frecuencia, sus significados se empalman. A veces la muerte física se habla tocante a morir en pecado, y en tal caso implicaría la segunda muerte, ya que morir en pecado es ir a la destrucción eterna. Pocos pasajes hacen clara esta postura y revelan su importancia a lo que Romanos 5 puede referirse.

Muerte física y muerte eterna

1 Corintios 15 habla de la resurrección física. Pablo dice como todos murieron (físicamente) en Adán, así en Cristo todos seremos vivificados. A primera vista, parece que Pablo sólo está hablando de la muerte física y la resurrección, pero un estudio más a fondo revela que está hablando más específicamente de lo físico como se refiere a lo eternal. En los versículos 56 y 57 dice que el aguijón de la muerte es pecado, y el poder del pecado es la ley, pero Dios nos da la victoria por medio de Jesucristo. Entonces, lo que Pablo está diciendo es que el cristiano, aunque muere físicamente, sí, en Adán, será resucitado para vida eterna porque el pecado ya fue tratado. Lo que está a la vista es una resurrección física para la vida eterna porque el aguijón de la muerte ha sido removido mediante Cristo. No puede referirse simplemente a la resurrección física porque todos los hombres serán resucitados, pero para el cristiano, es verdaderamente resucitado, pues es resucitado no para irse a la muerte segunda, sino a la vida eterna, mientras que el que no es cristiano también es resucitado para ir a la destrucción.

Hebreos 2: 14-15 también describe esta conexión entre muerte física y eterna. Dice que Jesús destruyó aquel que tenía el poder de la muerte y libró a aquellos que durante sus vidas estuvieron en servidumbre por temor de la muerte. De nuevo está en vista la idea de que la muerte sólo es un enemigo debido a lo que significa morir en pecado, pero este temor es removido, la muerte es sin consecuencia.

La muerte física es vista para ser juicio por el pecado solamente en la medida en que signifique el final de la oportunidad para asirse de la salvación. Para el que no es cristiano la muerte física está sobrecargada de juicio por el pecado porque la ley aún condena al incrédulo. Fuera de sus implicaciones por la eternidad, la muerte física en sí no es la muerte que pasó a los hombres por su pecado. Es la segunda muerte la que verdaderamente pasó a ellos, pero la muerte física es aquella que a través de la cual pasa si no han hecho las paces con Dios.

La muerte física fue introducida debido al pecado de Adán y él la pasó a toda su posteridad, pero sólo pasó a los hombres como condenación por los propios pecados de ellos, que inmediatamente sobrecargó la muerte física con implicaciones eternas. La muerte física entró en todos los hombres antes de que pecaran, pero la segunda muerte, la muerte física como se relaciona con esta consideración eterna, entró en todos los hombres porque todos pecaron, y la elección de Adán, que trajo circunstancias que se han vuelto la ocasión de la tentación a la que los hombres escogen libremente entregarse, ha resultado en muerte (eterna) viniendo sobre todos los hombres, porque todos pecaron.

Entonces, veríamos que Romanos 5 se leería así: El pecado entró en el mundo por un hombre, y la muerte por el pecado. La muerte física, sí, pero también la muerte física como se relaciona con la muerte eterna. De esta manera, la muerte física como se relaciona con la muerte eterna pasó a todos los hombres, porque estas circunstancias han resultado en que todos los hombres siguieron el ejemplo de Adán y como también en pecar, trayendo sobre ellos mismos las implicaciones espirituales de la muerte física que heredaron de Adán.

Esta explicación es un tratamiento honesto de este pasaje a la luz de la idea escritural de la muerte con sus capas de significado. También, parece coincidir con lo que Jesús dijo: "el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá". Jesús hace dos declaraciones aparentemente contradictorias. Dice que nunca moriremos, entonces que si morimos, viviremos. Esto sólo se puede armonizar al ver la muerte como física, y entonces lo físico como se relaciona con lo eterno. Si un hombre cree en Cristo, nunca morirá físicamente como se relaciona con la muerte eterna, pues el aguijón de la muerte es removido. Aunque muera físicamente, vivirá eternamente por la resurrección física para vida eterna.

De este modo, las contradicciones son quitadas referente a la justicia de Dios. Un hombre muere por sus propios pecados. Si nunca creció para la edad de la responsabilidad, su muerte física no indica que sea un pecador por nacimiento y muerte porque pecó en Adán. No está muriendo, aunque muera. En la misma medida, un cristiano no está muriendo porque sea un pecador; el aguijón de la muerte es removido. Aún muere físicamente porque esa condición pasó a toda la raza mediante Adán, y había entrado al cristiano con sus implicaciones eternales debido a sus propios pecados. A través de Cristo éstos son perdonados. Para sugerir que la muerte física sea todavía punitiva es negar la eficacia de la expiación de Cristo. La muerte física se relaciona con las medidas punitivas sólo en tanto no se arregle el asunto espiritual.

Muerte espiritual

Esto desde luego es suponer que Romanos 5 se está refiriendo a la muerte física. Puede de hecho sólo referirse a la muerte espiritual. Puede estar diciendo simplemente que Adán murió espiritualmente cuando pecó, y que la muerte espiritual vino al mundo mediante su acto, pero que debido a las circunstancias el pecado de Adán trajo sobre su posteridad esa muerte espiritual que vino a todos los hombres porque también pecaron y murieron espiritualmente. En este caso, Pablo está meramente mostrando que la elección de Adán provocó las circunstancias donde todos han escogido como Adán y murieron en pecado, como él. Esta interpretación es probablemente la mejor manera de leer este pasaje en vista de su contexto. Romanos 6:8, que inmediatamente sigue esta discusión, trata exclusivamente con estar muerto en pecado, o estar muerto al pecado por la fe en Dios a través del poder del Espíritu Santo. No hay razón por la que debamos incluso ver a Pablo refiriéndose a la muerte física o eterna, ya que esto sería una desviación innecesaria del sentido de Romanos 5:8.

Cual sea la forma en que la veamos, el asunto espiritual es central. Ya sea muerte física o muerte espiritual a la que se refiere, ha sólo venido a todos los hombres en referencia a su pecado debido a las implicaciones espirituales. De ninguna manera, vemos a los hombres culpables por un pecado que no cometieron personal y conscientemente, o bajo alguna necesidad inevitable de pecar. Son justamente condenados por sus propias acciones. El pecado de Adán sí tiene conexión, pero es una de ser la ocasión en vez de la causa de los pecados de los hombres y su experiencia consecuente de muerte con sus implicaciones espirituales y eternales.

 


© 1997 Kel Good, usado con permiso; esta publicación puede ser copiada gratuitamente siempre y cuando no se haga ninguna alteración al texto. Para mayor información, escriban a: Kel Good, 918 - 16 Ave. N.W., Suite 496, Calgary, AB, Canada T2M 0K3, or por correo electrónico a a kel@christian-pub.com.